6/12/10

Mejorar el tráfico para tener más calidad de vida

Un día cualquiera de un argandeño cualquiera comienza sobre las 7 de la mañana. Preparar el desayuno, despertar a los niños, disponerse a salir de casa.

Ya en la calle, tendrá que volver al lugar en el que la tarde anterior consiguió aparcar el coche después de cerca de 20 minutos dando vueltas por el barrio. Al final, consiguió dejarlo subido en la acera y con un par de ruedas pisando un paso de peatones.

Arrancar el coche, montar a los niños, ponerse los cinturones y cerca de media hora de paciencia para un trayecto en el que no se debería tardar más de 10 minutos. Hace meses que descartó la opción del autobús después de pasarse una semana entera tratando de averiguar con qué frecuencia pasan aterido de frío en la parada.

Llegar al colegio y pelearse para encontrar un mínimo lugar en el que dejar el coche 2 minutos. El tiempo imprescindible para sacar a los peques, salir corriendo, dejarlos en la puerta del cole y volver corriendo a retirar el coche aparcado en doble fila, en medio de un carril, sobre la acera o en un paso de peatones.

Rumbo al trabajo. Otra congestión en la rotonda principal y serias dificultades para acceder a la calle de la fábrica en que trabaja. Una vez consigue llegar, comienza una nueva aventura: aparcar en el polígono. Tras 10 minutos de vueltas, el coche queda aparcado a 5 minutos a pie del lugar de trabajo.

Cruzamos el Ecuador del día y comienza el mismo recorrido al revés: 5 minutos hasta el coche, congestión hasta llegar al colegio, nueva lucha por aparcar para recoger a los peques, otros 20 minutos dando vueltas por el barrio para acabar dejando el coche en un descampado sin iluminar…

Una historia que se repite de lunes a viernes, más de 20 días al mes, 11 meses al año, miles de horas perdidas al cabo de un año…

Arganda se merece otro futuro